sábado, 5 de octubre de 2013

Los carritos

Uganda, al este de África Central


Era la última clase que íbamos a tener en Katiiti, una vereda como se dice ‘en el medio de la nada’, en el distrito de Mpigi, Ugada.

Los estudiantes fueron unos niños preciosos que araban la tierra en compañía de sus madres antes de atender a la lección. Aran la tierra desde que tienen la fuerza suficiente para agarrar la herramienta, porque esa es la actividad que les da de comer a sus familias, dedicadas completamente a la agricultura.

La clase
Para esos niños fui la primera persona blanca con la que compartieron. Para mí fue la primera vez que conviví con personas tan puras desde el corazón: La lejanía a la ciudad y su desconocimiento de las rutinas, hábitos y percepciones del mundo moderno los hace ser de una manera tan noble y pura, que el corazón se me derritió por los ojos más de una vez.

Teddy: Aunque no sabe inglés aún, todos los días iba a la clase, e intentaba contar muchas cosas. Aunque nunca entendí sus palabras, esa sonrisa de dientes largos no se me va a borrar del corazón. ¡Muchachita preciosa!

Para celebrar el último encuentro, junto con mi amiga Ani hicimos un show de títeres que ella con su mamá elaboraron en Venezuela con la intención de alegrarles la vida a estos chiquillos. Además, Ani en nombre de su amiga Sofía entregó unas manillas hechas en el tiempo libre, también elaboradas con el simple deseo de compartir.

Cantando la canción para empezar el show: La tela naranjada fue el teatrino. ¡El auditorio estuvo lleno!

Ellos aplaudían rítmicamente a la espera de su regalo

Entre gozos, risas y caras de agradecimiento que pasarían desapercibidas para quien no conociera toda la timidez producto de la extrema humildad que tienen en sus corazones, era mi turno de entregar un envío que desde Colombia se me había encomendado: 50 carritos, de los de colección.

Los carritos eran de segunda mano, una chica los encontró guardados en su casa y decidió compartirlos a través de Giive. De mi parte, debo confesar que el maltrato de las maletas en los aviones los afectó un poco. Yo tenía un poquito de pena de entregarlos no en perfecto estado, como estamos acostumbrados nosotros a recibir los regalos. Tenía miedo además de que las niñas grandecitas no los apreciaran, pero simplemente me animé a descubrir la bandeja rosada donde previamente los había organizado, y uno por uno empezarlos a entregar.


He intentado contar esta parte de la historia pero siempre me quedo cortica. Yo no sé cómo expresar el sentimiento que generó en mí ver sus caritas, ¡tan sorprendidas! Era como si no supieran si darme las gracias o contemplarlos o sentirlos o mostrárselos entre ellos.

Nadie preguntó que si tenía otro de su color favorito, nadie se quejó por haber recibido uno más chiquito que el del amiguito, nadie estiró la mano para tener otro carrito defendiendo a ‘todos los hermanitos que tenía’, nadie. Por el contrario, todos estaban tan entusiasmados que salieron corriendo hacia la única tiendita que hay cerquita de ese sitio, la única con una superficie lisa para hacer rodar por primera vez en sus vidas un carrito de juguete.

Giive es compartir y conmigo compartió creo que una de las experiencias más lindas que he tenido en mi vida… días después pasé por las casas de muchos y ahora sus hermanitos seguían jugando con esos regalos, compartiendo entre ellos; cargándolos de arena y halándolos con una tirita hecha de fibra de banano para entregar la carga en otro punto de la casa. Los vi también por ahí caminando con el carrito en la mano, sintiendo las rueditas.

Todos amontonaditos para tener la oportunidad de estrenar su primer carrito en una superficie lisa
Yo estoy segura que esos carritos van a ser el juguete de muchas generaciones allá en Katiiti, y me alegra haber hecho parte de esa transición de tenerlos guardados en una casa (como tenemos guardados tantos ‘tesoros’), a ser la alegría eterna de esos niños con la carita sucia, preciosos, que todos los días antes de poder usarlos, tienen que arar la tierra, empezando a la misma hora en la que se levanta el sol.


Si quieren saber más de Giive pueden entrar en https://www.facebook.com/giive.socialfreebies/info

4 comentarios:

  1. Hola! qué bonito trabajo haces! hay alguna forma de vincularse a este tipo de programas??? felicidades!!! la satisfacción de trabajar con niños es inmensa y más cuando se refleja en ellos esa linda sonrisa que nos da un profundo agradecimiento, fortaleza y ánimo para continuar con la labor!!! felicidades!!!

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  2. Hola Hijita...la felicidad de estos niños, me producen muchas lagrimas.
    Gracias por todo los que les has brindado!
    Boxeadora!

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  3. Hola Cris! Acabo de leer todas la entradas del blog. Me sacaste las lágrimas bonita. Hermoso trabajo el que haces. Hasta cuándo estás allá? Estoy trabajando para un periódico. Me gustaría dar a conocer tu labor e invitar a la gente a que se involucre. Me cuentas entonces. Mi correo es danielagranadasalazar@gmail.com Un abrazo!

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  4. Hola! Te escribo desde Colombia, de la cadena de noticias Blu Radio. Me gustaría contactarte para contar tu historia. No sé a dónde te puedo escribir para ponernos en contacto? Mi correo melissavl56@gmail.com

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